Si hay algo de lo que estoy segura, es que la vida tenía un propósito al no darme hermanos, y es que se encargó de premiarme con la mejor de las amigas. Ella, a la que conocí cuando apenas tenía 16 años ha sido desde entonces y por más de 13, incondicional e inmejorable. Hemos estado juntas en las buenas y en las malas, nuestra amistad ha sobrevivido distancias geográficas en varias ocasiones, pero ni el tiempo, ni la distancia han logrado ensombrecer nuestra relación, al contrario, nuestro lazo se ha hecho más fuerte y más fuerte con los años.... No sólo cuento con ella, sino que he encontrado en su familia la mía propia. Ella, ha sido mi confidente, "mi pepe grillo", mi cómplice, mi mejor amiga y mi apoyo. Tiene un sentido muy práctico de ver la vida y es capaz de ser dura cuando es necesario y dulce cuando la situación lo requiere. No sólo siempre me ha brindado su amistad linda, pura y transparente, sino que también me dió la dicha de experimentar el sentimiento de ser tía, con dos angelitos adorables, a los que le ha inculcado desde muy pequeños la importancia de los valores familiares. Sin dudas, la vida me ha recompensado con la mejor amiga del mundo, nombrarla no es necesario, quienes me conocen saben quien es. Ella, como todos, tiene defectos, pero son sus virtudes tan grandes que los opacan por completo. Ella, por derecho propio se merece un pedacito de éste, mi espacio, el cual quiero utilizar para darle gracias, por las largas conversaciones, por llorar conmigo, por oírme, por regañarme, por prestrarme sus zapatos, por quererme incondicionalmente, por reír hasta llorar, por darme la posibilidad de formar parte de su familia, por enseñarme que la amistad incondicional es uno de los valores más importantes que tenemos en la vida...En fin, GRACIAS por siempre ser, la hermana que nunca tuve...
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