El Príncipe Azul...

Todos conocemos muy bien al príncipe azul, y es que desde pequeños los padres nos leen cualquier cantidad de cuentos...Lo describen como alto, buen mozo, inteligente y capaz de luchar contra viento y marea para conquistar a su princesa. A medida que vamos creciendo nos damos cuenta  de que esos príncipes no sólo escasean, sino que son prácticamente inexistentes, o en lenguaje de cuento de hadas, la gran mayoría son "sapos"... Y no es que crea que los príncipes no existen, porque creánme, mi padre fue el ejemplo perfecto. Pero, entre los cuentos de hadas y lo que viví toda mi vida en la relación de pareja de mis padres como que se me afectó un poco el "coco"... Tuve por muchos años una idea irreal de lo quería en una pareja, algo muy parecido al modelo de matrimonio que me enseñaron mis padres, y cuando digo modelo me refiero a la relación perfecta e inigualable donde reinaban el respeto, la sinceridad, la entrega y el amor. Esas características todavía las anhelo, sin embargo, como resultado de un último tropiezo, me he percatado que también necesito elementos espirituales que van más alla de lo visible, que logran elevarme a nubes muy altas y sentir que poseo alas... Resumiendo, estoy segura de que mi príncipe, ese que anda deambulando y medio perdido por el mundo, definitivamente, no es azul... Y ése que puede ser de color verde, por ejemplo, tiene que alimentar mis ansias de volar y permitir que mis alas revolteen hasta el cansancio, sino es definitivamente un "sapo"...