Los "13" de la Buena Suerte...

Si hay algo de lo que estoy segura, es que la vida tenía un propósito al no darme hermanos, y es que se encargó de premiarme con la mejor de las amigas. Ella, a la que conocí cuando apenas tenía 16 años ha sido desde entonces y por más de 13, incondicional e inmejorable. Hemos estado juntas en las buenas y en las malas, nuestra amistad  ha sobrevivido distancias geográficas en varias ocasiones, pero ni el tiempo, ni la distancia han logrado ensombrecer nuestra relación, al contrario, nuestro lazo se ha hecho más fuerte y más fuerte con los años.... No sólo cuento con ella, sino que he encontrado en su familia la mía propia. Ella, ha sido mi confidente, "mi pepe grillo", mi cómplice, mi mejor amiga y mi apoyo. Tiene un sentido muy práctico de ver la vida y es capaz de ser dura cuando es necesario y dulce cuando la situación lo requiere. No sólo siempre me ha brindado su amistad linda, pura y transparente, sino que también me dió la dicha de experimentar el sentimiento de ser tía, con dos angelitos adorables, a los que le ha inculcado desde muy pequeños la importancia de los valores familiares. Sin dudas, la vida me ha recompensado con la mejor amiga del mundo, nombrarla no es necesario, quienes me conocen saben quien es. Ella, como todos, tiene defectos, pero son sus virtudes tan grandes que los opacan por completo. Ella, por derecho propio se merece un pedacito de éste, mi espacio, el cual quiero utilizar para darle gracias, por las largas conversaciones, por llorar conmigo, por oírme, por regañarme, por prestrarme sus zapatos, por quererme incondicionalmente, por reír hasta llorar, por darme la posibilidad de formar parte de su familia,  por enseñarme que la amistad incondicional es uno de los valores más importantes que tenemos en la vida...En fin, GRACIAS por siempre ser, la hermana que nunca tuve...

El Cerebro en la Gaveta...

Creo que todos hemos pasado por momentos de extrema felicidad y entrega total del corazón.... Y es que en tantas ocasiones, con el revoleteo de hormonas y la sensación de andar en el aire, se nos olvida el órgano más importante (que en este caso no es el corazón).... Echamos a andar, cojemos el cerebro lo ponemos dentro de la mesita de noche, cerramos la gaveta con seguro y botamos la llave... Ahí comenzamos a experimentar sentimientos que van desde la felicidad total hasta la tristeza profunda y en episodios de larga o corta duración. Entonces, al cabo del tiempo y cuando ya el mal del corazón es casi irreversible, regresamos a la gaveta y decimos: Donde carajo dejé el cerebro ?!!...Si es que aparece la llave, empezamos a ver señales, hacemos conjeturas y llegamos a conclusiones antes imperceptibles... En este momento existen dos opciones, "hacerte el de la vista gorda" y continuar la relación, o si eres como yo, "hacerte el araquiri" con una ruptura... Ambas conllevan sufrimiento de diferentes formas, y desafortunadamente no hay forma de salir ileso... Pero, cuál es el camino correcto?!!! Yo no soy quién para decir, sólo me atrevo a concluir, amar sin cerebro es una de las cosas más locas y lindas que he experimentando y que además he disfrutado de manera insospechada, así como tambien ha sido una de las experiencias más destructivas en mi historia personal... Es mi propósito definitivo, que en mi cuarto nunca más haya una "mesita de noche"... Es también mi deseo, que este espacio sirva de reflección para otras personas, que como yo han amado intensamente y han dejado "el cerebro en la gaveta."

Mis Seis Letras...

Y que es eso de "mis seis letras"?!!! Empecemos por el principio, mi padre era un hombre alto, bien parecido, con los ojos claros y un carácter admirable, es una de las personas más positivas que he conocido. En apariencia serio, verdaderamente, un "jodedor", con un sentido del humor que lograba aún en las peores adversidades salir a flote. Él y mi mamá se conocieron en el pre-universitario, ambos estaban becados. Según ellos me contaron, comenzaron su noviazgo a los 17 años y se extendió durando todos los años de la beca y hasta la Universidad. Entonces, mis padres tuvieron que separarse físicamente, papi viajó a la Unión Soviética (actual República Rusa) a estudiar dos años y mami permaneció en La Habana. Su amor era tan fuerte que mi papá, le escribió una carta por cada uno de los días que estuvieron separados, o sea más de 600 cartas. Cuando regresó, ahorraron, y se casaron al año siguiente. Tres años más tarde nací yo. Desde muy pequeña identifiqué que mis padres tenían una relación sólida, en la que reinaban, el amor, el respeto, la sinceridad, la fidelidad y la entrega, entre muchas otras cosas. Papi vivió para complacer a mi mamá, no olvidaba un aniversario y le regalaba flores regularmente. Mami también fue incondicional a él y durante todo el curso de su enfermedad, estuvo a su lado hasta el último momento. Aunque los adoro a los dos, con papi tuve una relación de complicidad y de confidencia que nunca logré con mami, puede ser por su carácter o tal vez, por su forma de ver la vida. Mi padre no solo me guiaba por el camino correcto, sino que también me regalaba flores, a menudo almorzaba conmigo y hasta me visitaba en el trabajo por lo menos una vez a la semana. En todo momento, fomentó en mí cualidades tales como la lealtad, la seguridad en mi misma y la entrega total a todo lo que me propongo. Considero que él fue un modelo de persona, esposo y sobre todo padre. Con su perdida física e irreparable debido al cáncer, no sólo perdí a mi padre, también a mi confidente y un bastón irremplazable, y aunque aún lloro por las esquinas porque lo extraño y lo sigo queriendo con locura, me siento extremadamente afortunada de ser la hija de un caballero en toda la extensión de la palabra, de un hombre que fue extremadamente generoso y que en su corta vida me enseñó muchos de los valores que hoy me definen como la mujer que soy... Otro día hablaré más de mi padre, por hoy creo que ha sido suficiente... Rufino, como se llamaba, es y será siempre mi orgullo... Es él, "mis seis letras"....

El Príncipe Azul...

Todos conocemos muy bien al príncipe azul, y es que desde pequeños los padres nos leen cualquier cantidad de cuentos...Lo describen como alto, buen mozo, inteligente y capaz de luchar contra viento y marea para conquistar a su princesa. A medida que vamos creciendo nos damos cuenta  de que esos príncipes no sólo escasean, sino que son prácticamente inexistentes, o en lenguaje de cuento de hadas, la gran mayoría son "sapos"... Y no es que crea que los príncipes no existen, porque creánme, mi padre fue el ejemplo perfecto. Pero, entre los cuentos de hadas y lo que viví toda mi vida en la relación de pareja de mis padres como que se me afectó un poco el "coco"... Tuve por muchos años una idea irreal de lo quería en una pareja, algo muy parecido al modelo de matrimonio que me enseñaron mis padres, y cuando digo modelo me refiero a la relación perfecta e inigualable donde reinaban el respeto, la sinceridad, la entrega y el amor. Esas características todavía las anhelo, sin embargo, como resultado de un último tropiezo, me he percatado que también necesito elementos espirituales que van más alla de lo visible, que logran elevarme a nubes muy altas y sentir que poseo alas... Resumiendo, estoy segura de que mi príncipe, ese que anda deambulando y medio perdido por el mundo, definitivamente, no es azul... Y ése que puede ser de color verde, por ejemplo, tiene que alimentar mis ansias de volar y permitir que mis alas revolteen hasta el cansancio, sino es definitivamente un "sapo"...

El Ratón de Laboratorio...

Los últimos tiempos de mi vida me han llevado por caminos algo diferentes a los habituales, ésta de "bloguear", no es la excepción, se le ocurrió a un medio loco amigo mío, al verme súper entusiasmada con el blog de otra amiga, por cierto, ésta si, loca completa.... Al oír la propuesta, mi respuesta fue espontánea..."Tu te crees que yo soy un ratón de laboratorio!!!"... y ahí por supuesto, ambos tuvimos un ataque de risa. Es que a este amigo, se le ocurren las más descabelladas ideas, me siembra el bichito de la curiosidad y comienza a alimentarlo, hasta que yo, al final, de una manera u otra ejecuto la idea, claro, muy a mi manera, porque al final si tengo mi propio estilo. En aquel momento dije que lo pensaría, sin de verdad tener intenciones. No estoy segura como comencé a contemplar la idea, pero me venció el sueño en el camino. Al día siguiente me levanté con la idea fija de hacerlo... Y es que cuando yo me propongo algo, (y no porque crea que voy a ser la bloguera del siglo, ni nada que se le parezca), me empeño y voy hasta el final... Así mismo, decidí nombrar mi blog "mis seis letras" por razones que explicaré más adelante, pero les adelanto que están atadas al amor y la fidelidad... Entonces, aquí voy tratando de ser un ratón ejemplar...